sábado, enero 29, 2005

50 AÑOS

¿Qué pasó con ustedes muchachos?
¿Vengan acá?
Me da mucho gusto que hayan venido,
No cómo cree madre, muchas gracias a Usted por invitarnos
Las miradas de todos los invitados, que estaban esperando que entrara la madre,cayeron sobre nosotros.
Por azares del destino la madre unos instantes antes de entrar a la iglesia como novia (de Jesucristo), volteó y nos saludó de la forma más cordial, tal y como si nos conociera de toda la vida, como uno más de los muchos invitados que asistieron a su celebración.
La madre entró con su padrino, un señor que estaba vestido como guardián de la orden de malta, gente de la farándula cuyo nombre omitimos para guardar su privacidad, también asistió.
El padre, español, que nada más es el nuncio del vaticano en México (o algo así, el punto es que es muuuy importante) dio una misa muy emotiva tal y como ameritaba la ocasión, muy claro y coherente con el día.
La madre Ana Margarita, cumplió 50 años de ser monja, y el día de hoy reafirmó sus votos ante Dios y ante todos sus invitados, en el convento en donde ha vivido por cincuenta años, de verdad que presenciar esta fiesta y sentirte tan parte de la misma, es algo indescriptible, muchas personas asisiteron a la celebración, todo mundo felicitaba a la Madre Ana, manifestando una y otra vez su amor por ella y por la congregación a la que pertenece.
Después de la misa y de un merecido aplauso, la madre ofreció una comida a la cual también, inmerecidamente, estuvimos invitados, la compañía inmejorable, por suerte nos sentaron junto a gente muy agradable y a su servilleta lo pusieron junto al monseñor, quien también es abogado y también de la complutense, quien sabiamente nos recalcó que el matrimonio es una vocación de Dios que no hay que aferrarse, porque por eso hay tantos divorcios que si tienes vocación la persona llegará en el momento y lugar adecuado.
Algo que es de hacer notar es la fe con la que te hablan estas personas, es impresionante la paz y la tranquilidad que transmiten, irradian una paz y seguridad cuando hablan de lo que saben im-pre-sio-nan-te.
Después de la comida, llegaron las hermanas de Sor Ana Margarita quienes viven en el convento ellas, sólo tienen permitido estar detras de unas rejas y nos deleitaron con cantos celestiales, en realidad ha sido una experiencia distinta e interesante.
Después de la comida, la madre Ana Margarita se sentó con nosotros (Edgar y yo) para compartir algunos momentos, platicamos y nos dimos cuenta de que la mayoría de la gente que estaba ahí, la conocía desde hacía muchísimo tiempo, no dejamos de agradecerle y de expresarle lo sorprendidos y honrados que estábamos de estar ahí compartiendo su alegría.
Cómo vas mijito,
ay voy madre, muchas gracias,
cuando se iba el nuncio, la madre le comentó un poco sobre nuestra plática anterior de donde surgió todo, el nuncio le dijo si hombre ya me ha contao este muchacho, ayudarle ahora al otro (refiriéndose a Barreto), muy bien monseñor gracias por todo.
Gracias a la madre Ana Margarita por habernos invitado a su celebración, Dios te bendiga madre y gracias por rezar nosotros los pecadores.
Felicidades
seguiremos informando