EXISTE.......

Mi primer encuentro consciente con la fuerza de la naturaleza fue en San Sebastián, justo al terminar la playa de la concha, se encuentran unas esculturas de Eduardo CHILLIDA Peigne des vents, peine de los vientos, en realidad no es posible entender ni descifrar fuerza tan descomunal y poderosa del mar. Por supuesto que no se puede nadar en ese lugar o al menos si quieres salir vivo del agua; por cuestiones personales me llegó mucho esa fuerza del mar, que dentro de mi entender pisciano y rodeado de tal naturaleza me hizo entender que Dios existe, que no es posible que tanta belleza hubiera sido ocasionada por una explosión incidental causada por hechos supuestos pero desconocidos, en fin ese día en compañía de mi amigo Troño reafirmé una vez más que Dios existe.

De verdad que el romper de esas olas nos hacen recordar la magnificencia del creador y la fragilidad de la que padecemos sin querer darnos cuenta de ella.

Ahora del otro lado del charco estando en el bello puerto de Acapulco, pude constatar de nuevo la inmensa fuerza del mar, paseando con el jet ski me encontré a dos lancheros uno en otro jet ski, tratando de sacar a la primera ahogada de la tarde que traía literalmente colgando desvanecida en su propio jet ski, el segundo lanchero, estaba sujetando a un tipo de los pelos, mientras éste último vomitaba y me gritó: ayúdame cabrón, las olas estaban fortísimas y yo traía una piel acompañante (bastante cute, por cierto) sin embargo el quedarme ahí, ponía en riesgo a todos los presentes, a los naúfragos y a nosostros porque estabamos todos justo en el lugar en el que rompían las olas más fuertes, un movimiento en falso podría haber sido fatal, si me volteaba la ola con todo y jet ski adiós o si el lanchero se colgaba del jet ski o de uno de nosotros dos también adiós Nicanor, decidí ir a dejar a mi acompañante para regresar, íbamos como rayo a mitad de camino cuando escucho otros gritos, tengo que regresar pensé, ni pedo si nos ahogamos todos, pues nos ahogamos todos, regresamos y estaba llegando otro jet ski, el lanchero me decía acércate cabrón, justo en el lugar en donde rompen las olas, pensé, quiero ser héroe pero no difunto wey, en eso llegó el otro jet ski y el wey que manejaba nos gritó lárguense cabrones (ya saben la palabra favorita de los lancheros no???) que nos vamos a ahogar todos, puta madre, este brody tiene razón, vámonos y acelérale papá, el mar estaba extremadamente picado, el ruido de las olas y el viento tapaban el ruido del motor producido por el jet ski, tenía la necesidad imperante de llegar a la orilla, justo a mitad del camino se sienten (por las olas) bajadas como de montaña rusa, mi acompañante grita, por fin después de permanecer en shock por las escenas fuertes que vivimos, era tal mi desesperación que seguí acelerando incluso al llegar a la arena por lo que me di un señor golpe en el pecho en el hombro y en los brazos y la piel también, ahí están las marcas del mar....

También en esas escenas comprobé que Dios existe, que la fuerza del mar es impresionante, que hay que respetarlo y tratarlo con mucho cariño y cuidado, que somos fragiles y que en cualquier momento se nos va la vida, sin embargo, en ese día, aun quedaba algo que demostraría inequívocamente la existencia del creador .......................

to be continued